Mandala es una configuración geométrica formada a partir de un punto o eje central que representa la relación existente entre el microcosmos y el macrocosmos. La palabra mandala significa “rueda o círculo” y es de origen sánscrito, representa la unidad, la armonía y la infinitud del universo mediante el equilibrio de los elementos visuales.
Los mandalas en su origen, representan la totalidad, un modelo para la estructura organizativa de la vida misma, un diagrama cósmico con composición fractal que muestra la relación con el infinito y el mundo que se extiende más allá y dentro de varias mentes y cuerpos.
Para hacer un mandala se comienza por trazar una circunferencia (visible) y para ello necesitamos un centro (invisible). Esto nos lleva al simbolismo del centro y la circunferencia. El centro representa el origen, la unidad primordial de donde todo surge mediante irradiación. Simboliza el espíritu y la eternidad.
Por su parte, la circunferencia representa la manifestación, la pluralidad, la materia, lo temporal. Desde otro punto de vista, centro-círculo-circunferencia forman una tríada, pues el número tres significa la manifestación y a su vez la vuelta de la dualidad a la unidad. Así, el centro corresponde al espíritu trascendente, el círculo propiamente dicho sería el alma, y la circunferencia la materialidad corporal.
Para la psicología los mandalas son reconocidos como un elemento terapéutico. Según CARL GUSTAV JUNG (psiquiatra y psicoanalista suizo) la práctica de hacer Mandala tiene tres propósitos: centrarse, sanar, crecer. Centrar significa comprender lo esencial, evaluar el propósito prioritario de los valores de la vida. Para sanar, nos referimos a expulsar disturbios, fuerzas perturbadoras, enfermedades. Crecer significa proyectarse hacia una nueva dimensión, hacia el objetivo de la catarsis.
Todas estas figuras en formas concéntricas tienen un centro del cual emana energía y una proyección en el espacio-tiempo. Crear estos encriptados diseños, generalmente circulares, es un acercamiento al conocimiento personal cuya clave se descifra en el centro del mandala, el eje central del Ser. Este punto central es por tanto un arquetipo central o el arquetipo de la orden, que pueden surgir a través de la comparación y revalorización de la propia persona.
Si se trata de mandalas, la Flor de la Vida es el modelo origen de todos los mandalas y fue revelado por nuestros antepasados con el fin de transmitirnos valiosa información. Es una matriz geométrica de donde se genera la creación. Consiste en un mandala de 19 círculos entrelazados y cada uno de estos círculos describen paso a paso el origen de todo lo conocido y a donde todo regresará en su momento.
Concentrar la atención y llevar nuestra mente a un estado parecido al que nos conduce la meditación a través de la creación de mandalas es terapéutico, crea un estado en el que los pensamientos se aquietan y con ello también las emociones, influyendo en el cuerpo de forma muy positiva.
Favorece la auto- observación personal y ayuda a combatir de una manera natural la ansiedad y el miedo. El "silencio mental" que aparece mientras dibujamos y coloreamos mandalas es simplemente sanador.
Atrévete a meditar de una forma diferente, plasma "Tu Silencio Interior" a través de la creación de mandalas cada vez que desees encontrar tu propio centro. Activa conscientemente tu relación con el infinito y el mundo que se extiende más allá y dentro de varias mentes y cuerpos.
Este artículo fue escrito por Marianila Acosta de <GratitudSpa> con el
objetivo de sembrar en ti la semilla de creación a través de los mandalas.
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